Todo estaba dispuesto para dar ese gran paso, hacer una ruta preciosa en la que poder ver la grandiosidad de esa montaña.
Iniciamos un duro ascenso por la culpa del viento, a medida que subíamos cumbre tras cumbre, nuestra emoción llegaba a ese clímax de fascinación y esplendor que tan ansiosamente fuimos a buscar. Las subidas eran unicas y los descensos reparadores, confiábamos en nuestras capacidades, literalmente nos encontrábamos en lo mas alto.
El dia había pasado casi en su totalidad, las prisas por huir de la noche aparecieron, al igual que las ganas de marchar; nuestros walkies no paraban de sonar, alguno de los otros equipos iba a llegar al coche para poder así parar y descansar.
Empezamos a fantasear, pues algo caliente hubiéramos necesitado para poder así desafiar sin cuartel lo que iba a convertirse en la lucha mas dura, posiblemente de nuestras vidas.
La esperada noche nos arropó como una madre a un hijo, dándonos las buenas noches en ese paraje frío, oscuro, seco y peligroso en el cual nos encontrábamos.
La esperada noche nos arropó como una madre a un hijo, dándonos las buenas noches en ese paraje frío, oscuro, seco y peligroso en el cual nos encontrábamos.
Al cabo de una hora la desesperación se iluminaba a nuestros pies con las luces de nuestros frontales, el miedo empezó a aparecer en nuestros cuerpos inducido por las ultimas chispas de razón y esperanza de ese momento en el que nos encontrábamos.
Pasaron las horas y nuestro mayor enemigo era el agotamiento, pues habiamos andado durante tres horas desde que el sol había desaparecido.
Paso a paso el fin de esta ruta parecía no llegar hasta que caminos de huellas en el suelo nevado nos ayudaron a continuar. Mientras seguíamos esas huellas no parábamos de pensar: ¿De quienes serán estas huellas?, ¿Llegaran al aparcamiento?, ¿Deberíamos seguirlas?...
Al cabo de un rato las dudas se convirtieron en esperanza e incluso podías llegar a ver a las personas que habían dejado esas huellas haciendo el camino junto a ti.
Al cabo de un rato las dudas se convirtieron en esperanza e incluso podías llegar a ver a las personas que habían dejado esas huellas haciendo el camino junto a ti.
Seguimos andando y sufriendo poco a poco lo que conlleva tal nivel de cansancio en el cuerpo humano.
Tras conseguir la información que necesitábamos para continuar con ayuda de grandes amigos a los que se podría decir que debes mas que tu vida, logramos vencer y llegar al aparcamiento en el cual nada mas pisarlo, nos tumbamos a mirar las estrellas de esa gran noche, las cuales nos guiaron, acompañaron y observaron durante toda nuestra aventura extrema.